Los Probióticos ...que no falten!
La microbiota es clave en nuestra salud general, física y mental, así como en nuestra capacidad defensiva ante enfermedades.
En los últimos años se ha descubierto la importancia de la microbiota (microrganismos que nos ayudan a realizar nuestras funciones fisicoquímicas en el intestino, la boca, nariz, piel y aparato urinario) en nuestra salud. Sin embargo es la intestinal la de mayor importancia física, mentalmente y en nuestra capacidad defensiva ante enfermedades. Está formada por microorganismos que ayudan a nuestro sistema digestivo a sintetizar y aprovechar bien los alimentos que comemos.
Cuando esa microflora está dañada por malos hábitos de comida y no hace bien su labor de síntesis, no se digieren los prebióticos y se produce inflamación intestinal, bajada de defensas, dolor de cabeza, pérdida de atención y memoria, eczemas en la piel y malestar general.
Se ha demostrado que los alimentos ricos en probióticos fortalecen y restituyen la microbiota y permiten procesar los alimentos ricos en prebióticos que son muy beneficiosos e imprescindibles para nuestra salud, por lo que ambos son imprescindibles para mantener una "dieta antinflamatoria".
En realidad esto no es nuevo. La fermentación ácido-láctica de alimentos procedentes de plantas (como la cerveza) parece que fue incorporada por los homínidos hace aproximadamente 1,5 millones de años. La ingesta de lácteos fermentados se incorporó posiblemente a la alimentación humana hace unos 10.000años. En una versión persa del antiguo testamento, en el Génesis ya se apuntaba que la longevidad de Abraham era debida al consumo de «leche agria». Ya en el año 76 después de Jesucristo el historiador romano Plinio recomendaba la administración de lácteos fermentados para tratar la gastroenteritis. En 1908 el premio nobel Elie Metchnikoff atribuyó la longevidad de ciertas poblaciones balcánicas al consumo habitual de lácteos fermentados, que contenían lactobacilos que «reducirían las toxinas producidas por las bacterias intestinales, promoviendo la salud y prolongando la vida». A principios del sigloxx se describió que la bacteria Lactobacillus acidophilus podía sobrevivir en el intestino humano.
Los ingredientes ricos en Prebióticos son los que contienen fibras fermentables que alimentan y refuerzan a las bacterias probióticas y a las que constituyen nuestra microbiota. Uno de sus principales compuestos son los polifenoles, que se encuentran los vegetales, principalmente en cereales integrales (trigo sarraceno, arroz y avena integral), frutas (especialmente en manzana, plátano, pero en casi todas), verduras (especialmente en tubérculos-patata-boniato, ajo, cebolla, espárragos y puerros, aunque en general en las de hoja verde, setas, cacao, alcachofas, legumbres, pero en casi todas), semillas (cebada, avena, soja). Además de sus beneficios para la microbiota, aumentan los niveles de energía y ejercen también acción antioxidante, antiinflamatoria, anticancerígena (quimioprotectores, antitumorales, pro-apoptosis, antiangiogénicos) y muchos de ellos han demostrado acción protectora frente a numerosas enfermedades crónicas.
Los ingredientes ricos en Probióticos son los fermentados o en fermentación, con gran cantidad de bacterias vivas en cepas listos para fermentar los imprescindibles prebióticos y, por lo tanto, son similares y complementan a los que forman nuestra microbiota. Se encuentran en alimentos fermentados de la leche (Yogurt, kéfir-9 veces más que el yogurt), del queso (mozzarella, provolone,..), del agua (kombucha), de cereales (pan con masa madre, cerveza), de semillas (miso, salsa de soja), de verduras (chucrut, kimchi, pepinillos y aceitunas encurtidos en salmuera) y de frutas (vino, sidra, vinagre de manzana sin filtrar).
Los ricos en Postbióticos son ya alimentos fermentados y retroalimentan y refuerzan la microbiota. Se encuentran en los mismos ingredientes que los probióticos al ser el resultado de su fermentación.
Los beneficios son elevadísimos y los tres se centran en la reposición, mantenimiento y fortalecimiento de la microbiota. Además, los prebióticos son antioxidantes, antimicrobianas, antivirales, anticarcinogénicas, cardioprotectoras, citoprotectoras y neuroprotectoras. Por lo tanto, además de mejorar la salud intestinal (evitan colon irritable, Crohn, inflamación, estreñimiento o diarrea,), combaten enfermedades ( cáncer, candidiasis, infección urinaria), mejoran el sistema digestivo (evitan acidez, absorción de vitaminas y minerales), el sistema inmune, facilita la digestión de la lactosa, previene la obesidad, el colesterol alto, la hipertensión, las alergias e intolerancias. mejora la la salud cerebral, la concentración y el buen humor, evitando la depresión, la ansiedad y previniendo el el autismo .